En las últimas tres décadas, la felicidad ha dejado de ser un concepto exclusivo de la filosofía antigua, abordado por pensadores desde Sócrates hasta el budismo, para convertirse en un tema de interés científico.
Las Naciones Unidas han designado el 20 de marzo como el Día Internacional de la Felicidad, reconociendo así su importancia universal en la vida de las personas.
¿Qué podemos hacer en nuestra vida diaria para acercarnos a la felicidad?
La ciencia ofrece las siguientes respuestas:
Etiquetar nuestras emociones puede frenar la actividad de la amígdala, según un estudio de la National Library of Medicine.
Socializar también juega un papel crucial: Una investigación de Harvard revela que la calidad de las relaciones es un factor determinante de la felicidad.
El ejercicio físico es otro aliado, pues no solo disminuye el estrés y la ansiedad, sino que, según un estudio de Oxford y Yale, proporciona más felicidad que la riqueza material.
Los abrazos, por su parte, tienen un impacto directo en nuestro estado de ánimo al reducir la segregación de cortisol en el cerebro, como señala un artículo en PLOS ONE.
La manera en la que nos hablamos a nosotros mismos influye en nuestro bienestar emocional. Un estudio de la Universidad de Michigan indica que adoptar un diálogo interno en segunda persona (por ejemplo, “puedes superar esto”), nos hace más racionales y optimistas en comparación con la autocrítica en primera persona (por ejemplo, “soy un desastre”).