El ajolote (Ambystoma mexicanum) es un anfibio endémico de México y de gran importancia en la cultura del país. Con el objetivo de destacar la relevancia de la conservación de esta especie, en 2018, el Senado de la República designó el 1 de febrero como el Día Nacional del Ajolote.

¿Qué son los ajolotes?

Similar a la salamandra, el ajolote mexicano se distingue por mantener sus características larvales durante su vida adulta, conservando su aleta dorsal de renacuajo y branquias externas con forma de plumas.

Características:

• Por lo general llegan a medir 30 centímetros y viven 15 años
• Los ajolotes mexicanos son capaces de regenerar sus extremidades en caso de llegar a perderlas.
• También regeneran partes dañadas de su cerebro, corazón, médula espinal y otros órganos.
• El color de los ajolotes puede variar dependiendo del ambiente en donde se reproduzcan: suelen ser negros o marrón en su hábitat natural, mientras que hay variedades albinas y blancas cuando se crían en cautiverio.
•  Son un símbolo de la cultura prehispánica.
•  Tiene 32 mil millones de pares de bases de ADN, 10 veces más que un humano.

¿Por qué los ajolotes son importantes?

Los ajolotes son depredadores de diversos insectos, gusanos, babosas, caracoles, lombrices y renacuajos. Gracias a esta actividad, contribuyen a evitar la propagación de enfermedades perjudiciales para los seres humanos y a reducir la proliferación de plagas que afectan los cultivos.

Ajolotes en peligro

Lamentablemente, los ajolotes enfrentan una situación crítica de extinción, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. La contaminación de su hábitat es la principal causa, junto con la caza para consumo humano y la introducción de especies exóticas en su entorno.

La conservación de su hábitat y la protección contra amenazas como la contaminación son acciones esenciales para preservar no solo a esta especie en peligro crítico de extinción, sino también para mantener la salud de los ecosistemas en los que habita.