Las jacarandas, ¿cómo llegaron a México?

09 de Mayo de 2024

Cada año, cuando llega la primavera, las calles de varias ciudades de nuestro país se tiñen de lila debido a las flores que desprenden los árboles de jacaranda.

De acuerdo a Cantú, E., en su artículo “Vendedor de paisajes: La huella perdurable de un migrante japonés en México”, publicado en “The New York Times” (2023), se dice que era 1930 y el presidente de México, Pascual Ortiz Rubio, quería cerezos.

Estos los había visto bordeando las calles de Washington y deseaba el mismo bello espectáculo para la capital del país.

Para tratar de cumplir con el pedido del mandatario, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Japón acudió a Tatsugoro Matsumoto, un inmigrante japonés que cuidaba los jardines de Chapultepec, entonces la residencia presidencial en la Ciudad de México.

Sin embargo, los inviernos en la capital no eran lo suficientemente fríos para que los cerezos florecieran. El presidente no conseguiría su “hanami”, el ritual de contemplación de flores que los japoneses celebran cada primavera.

Si los cerezos no eran adecuados para la capital mexicana, otro árbol con flores coloridas podría ser la solución: Las jacarandas.

En realidad, dichos árboles floridos no son originarios de México. El nombre viene del guaraní, una lengua indígena que se habla principalmente en Paraguay y el árbol tiene su origen en la Amazonía.

Las jacarandas son árboles de hoja caduca, lo que significa que pierden su follaje cada año cuando el clima se vuelve lo suficientemente frío, pero cuando aumenta la temperatura, sus ramas tortuosas y desnudas se llenan de racimos de flores.

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