Los probióticos, por sus múltiples mecanismos de acción, han demostrado ser efectivos en la prevención de enfermedades infecciosas, inflamatorias y funcionales del aparato digestivo, así lo describe el Consenso mexicano sobre probióticos en gastroenterología en 2017. Pero su campo de acción no se limita al ámbito gastrointestinal también ejercen funciones a nivel vaginal.  

Guillermo Álvarez Calatayud en el artículo “La microbiota en la mujer; aplicaciones clínicas de los probióticos” (2015), comenta que la microbiota vaginal tiene como función principal proteger la mucosa frente a la población y multiplicación de microorganismos nocivos. Añade que dicha microbiota cambia con la actividad hormonal: es máxima su concentración y efectos durante el periodo fértil, durante el cual existe una predominancia de los Lactobacillus, y así mismo su disminución conduce a la aparición de infecciones.

En el año 2016 se llevó a cabo una publicación llamada “Uso de probióticos en las vaginosis bacterianas” por A.M. Mur Pérez, en la que se revisaron diferentes investigaciones donde se estudiaron los efectos de los probióticos, de dichos temas analizados se concluyó que la mayoría de ellos consideran que una doble terapia (antibiótico y diferentes probióticos) mejora la reincidencia y las tasas de infecciones vaginales. Añade que 6 investigaciones consideran que los resultados cuando se añaden Lactobacillus, bien sea por vía tópica u oral, son mejores en cuanto a recurrencia de los episodios de vaginosis. Así mismo comenta que dos investigadores concluían que el uso de probióticos será adecuado conforme a la experiencia que se tenga por el profesional de la salud.

Los probióticos son cada vez más populares en alimentos, esto ayuda a que se tenga un mejor hábito al consumo diario, lo que puede ayudar en la prevención de alteraciones de bacterias benéficas en el organismo.