¿Puede el estrés influir en la alimentación?

Cuando se presentan condiciones adversas y el ambiente está inmerso en disponibilidad de comida, determinará una ingesta inducida por estrés, la razón es porque con el consumo de alimento surge un estado engañoso de mejoría. Ante alimento atractivo a los sentidos, representará una actividad placentera que reduce el estrés. Sin embargo, si el alimento o bebida contiene una elevada densidad calórica puede representar ganancia de peso, desarrollo de obesidad o adicciones (bebidas alcohólicas). Esto lo refiere El artículo “Estrés y cortisol: implicaciones en la ingesta de alimento” de Celso Enrique en 2018.

Un alimento apetitoso alivia el estrés porque hay una molécula involucrada que se llama “dopamina”. En estrés crónico esta molécula disminuye su secreción, en consecuencia, el consumo de alimentos apetitosos (azúcar y grasa) permiten su liberación con lo que el sistema de recompensa está activado, sin embargo, su consumo repetitivo permite mayor liberación generando un consumo compulsivo y descontrolado que puede generar enfermedades como la obesidad.

Otro aspecto importante es que, en condiciones de estrés crónico y estrés agudo psicosocial, junto con elevación de una hormona llamada cortisol, aumenta otra hormona llamada ghrelina, ésta, genera una señal de hambre que resulta en una conducta de búsqueda e ingesta de alimento, lo que pone en mayor riesgo el problema de la salud.

Por su parte Soraya Santana-Cárdenas en la publicación “Relación del estrés laboral con la conducta alimentaria y la obesidad: Consideraciones teóricas y empíricas” en 2016 comenta que existe una asociación entre el elevado estrés y afectaciones en la alimentación, en incremento y descontrol de la comida, aunque también en la disminución de consumo en algunas personas, esto nos indica que aunque algunas personas pueden comer más, algunas otras tienen un comportamiento contrario, pierden el apetito, con riesgo de mala alimentación por deficiencia de nutrientes.

¿Qué recomendaciones de alimentación son adecuadas?

La Secretaría de Salud en la “Guía de gestión del estrés 2022”, comenta que, aunque es un proceso complejo, es importante hacer el esfuerzo por consumir alimentos y bebidas saludables como frutas y verduras en algún momento del día, agua natural, evitar en exceso bebidas con cafeína, alimentos grasosos e irritantes.

Modificar malos hábitos con el fin de cuidar la salud del sistema digestivo, debido a su relevancia con la salud mental y el estrés, ya que existen investigaciones que afirman que las emociones comienzan en el aparato digestivo y no en el cerebro.

En este mismo sentido, los probióticos son microorganismos que mejoran la salud intestinal y tienen influencia a nivel mental, en un estudio realizado por A. Kato Kataoka llamado “La leche fermentada que contiene Lactobacillus casei cepa Shirota (LcS) previene la aparición de síntomas físicos en estudiantes de medicina sometidos a estrés por exámenes académicos” en 2015, estudio el efecto del probiótico sobre las respuestas al estrés psicológico, fisiológico y físico de estudiantes de medicina, consumieron durante 8 semanas leche fermentada con LcS, teniendo como resultado que  estos microorganismos puede ejercer efectos beneficiosos previniendo la aparición de síntomas físicos en sujetos sanos expuestos a situaciones estresantes.

La alimentación saludable siempre ejercerá un efecto positivo en el individuo, no solo a nivel físico sino también mental como ya se describió.

*Instituto Nacional de Salud Publica